Mi voz no se escucha
pido mirada
Me aferro
a los cimientos
evocando
a los demonios.
No me escucho
más me elevo
y recorro
el sótano
de polvos y huesos
Me esperas en la oscuridad
más recóndita de mí.
Y te espero en los suburbios
una vez abandonados
y otra vez
y otra.
Mi maldita migraña
y la pena de huir
Acaso
¿hablo a las paredes?
Mariana Benitez
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