lunes, 19 de abril de 2010

Insomnio


Hay dos lágrimas en mi cara,
dos gotas de rocío en la ventana
y la habitación vacía
y el eco de palabras que desconciertan,
se pierden
aunque intente aferrarlas.

La cara roja
frente al espejo,
una sombra sobre la otra
es el desierto que se abre
en una noche silenciada
de luces apagadas,
pestañas arrojadas del quinto piso,
un soplo de espanto,
que alivia
el peso de las palabras
que no encuentro,
en cartas sin destino.

Hojas mordidas
de días teñidos de azul.

Y ella
sigue allí,
tiesa,
frente al espejo.

Paula Putero

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