viernes, 5 de marzo de 2010

Balance de la sombra


Muchas veces, en los desvanes de la noche,
cuando la soledad se llena de ratones que vuelan o
escarban bajo el piso
para roer, tal vez, los pocos nudos que me atan a
este asilo,
busco a tientas la tabla donde asirme o el lazo que
todavía me retenga.
Entonces te adelantas, aunque no sé quién eres,
sombra fugaz o sombra de mí misma, mi sombra
ensimismada,
sí, tú, la más cercana pero la más extraña,
y siento que aún con tu inasible custodia me
confirmas un lugar en el mundo.
Pero ¿quién eres tú?, ¿quién eres?
Quizás seas apenas como un jirón de niebla
que copia dócilmente cada pacto de mi sustancia
con el tiempo,
como cree la luz;
o acaso estés aquí sólo para testimoniar con tu
insistente opacidad la culpa y la caída.
Compañía fatal o delatadora
yo sé que agazapada en un rincón cualquiera de los
sueños
permites que la muerte se pruebe mi propio cuerpo
cuando duermo.
Y no ignoro tampoco que llegues desde el fondo de
un abismo con alas de ladrón
y escondes en tu vuelo soles negros,
humaredas de infierno nunca vistos y recuerdos
que zumban como enjambres.
Tu cosecha de ayer; tu amenaza y promesa para hoy
y mañana.
Sospecho que también tú me has contagiado
paredones roídos,
templos rotos, fisuras dolorosas y escondrijos que
dan al otro lado.
Pero también multiplicaste a ciegas las visiones del
amor que no muere,
nos vestiste con noche encandilada, con fugitivos
resplandores,
y hasta te vi saliendo de ti misma
y te vi propagarnos como un eco, como a un
temblor de luces hacia la eternidad,
al paso de las aguas.
Sombra perversa y sombra protectora,
mi doble de dos caras.
Nunca tuve otra hija más que tú,
y has hecho lo imposible para parecerte a mí, en mi
versión confusa,
aunque siempre aparezcas embozada en anónima y
ajena peregrina envoltura.
Yo te confieso ahora, mientras estoy aquí,
mientras aún me anuncias o me sigues, no sé si
como emisaria o como espía,
que quien quiera que seas no querría perderte entre
otras sombras.
No me dejes nunca a solas con mi
desconocida:
no me dejes conmigo.

Olga Orozco

4 comentarios:

  1. Una pregunta y una confesión de ignorancia: ¿Olga Orozco escribía así?
    ¿Con esos errores de ortografía?
    En fin, cualquiera sea la respuesta, pido perdón por la ignorancia de sus escritos.

    ResponderEliminar
  2. Grande Olga Orozco, me encanta.Hoy fuimos invitados a Esquivias-Toledo para hacer un recital "la mujer y yo",por el día de la mujer ,y este poema lo tenía entre mis seleccionados pero leí "ésa es tu pena..." Gracias por traerlo. Os seguiré visitando. Un saludo a todos desde Madrid.

    ResponderEliminar
  3. Hola Santiago, gracias por la lectura atenta!!
    Levantamos el poema de alguna página de internet y pasamos por alto esos errores que ahora arreglamos. Nuevamente gracias y saludos!

    ResponderEliminar
  4. Gracias Marta, éxitos en el recital y que sea un gran día para vos!

    ResponderEliminar