martes, 17 de noviembre de 2009

Querido laurel:


Te escribo para decirte
que esto
ya fue.

Cansada
de que todo lo invadas
y opaques con tu presencia
la belleza de los otros,
he decidido, querido,
que lo nuestro
concluya acá.

Harta
de tu cantinela de vanaglorias,
de que corones relajado
testas magnárrimas,
y de tu estúpida metonimia triunfal,
es que decido hoy
arrancarte de mi vida.

Arrojaré tus partículas disecadas
fuera de mi alacena,
y arrancaré las hojas
de tus ramas secas
que caerán hasta tapar
la pileta de esta cocina.

Querido laurel,
perdoname que te lo diga,
pero no lo puedo callar.
Estoy confundida
necesito un cambio,
quiero probar.
Sé que es difícil,
que te va a caer mal,
pero espero que entiendas
que ahora

me gusta el TOMILLO.

Mariana Cabrera

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